martes, 30 de enero de 2007

Llorando de rabia y soledad

Llorar. Eso es lo que me pidió el cuerpo ayer por la noche. Las lágrimas bajaban lentamente desde mi ojo izquierdo al derecho. Como tantas otras noches. Tendido en mi cama. Hoy se lo he contado a la psicoterapeuta. Le dije que creí llorar por rabia y buscando alivio, con mucho más de lo primero que de lo segundo. Rabia por estar sólo (en el sentido amoroso del término, puesto que mi familia está siempre ahí), por no tener a mi lado a un chico con quien ir, por ejemplo, a ver una peli en versión original, especialmente ahora que falta poco para la noche de los Oscar.

Rabia por no ser capaz de fiarme de los demás, puesto que siento que antes o después me acabarán haciendo daño, burlándose de mí, no respetando mis decisiones, cuestionándome irrespetuosamente (desde que tengo uso de razón tengo recuerdos de faltas de respeto, de burlas, desde la guardería a la universidad, en diferentes grados…y eso se me ha grabado a fuego en la mente), haciéndome sentir débil, en definitiva.

Siento que los demás se creen con derecho a pasarme por encima, a no tenerme en cuenta, a hacerme sentir mal porque sí, arbitrariamente, porque Juan lo soporta todo, incluso que le hagan daño. Pero poco a poco, lunes a lunes, estoy aprendiendo a no ser así, a no dejarme pisar. Me llevará tiempo, pero espero conseguirlo. Ojalá con alguien a mi lado: cada vez lo necesito más.

No hay comentarios: