jueves, 4 de enero de 2007

Pastillas para dormir

Como podreis ver en mi anterior blog, llevo bastante tiempo deprimido. Las causas, variadas, se pueden resumir en dos: callar y ceder. Callar sobre que soy gay (aunque esto he empezado a decirlo), callar para evitar una discusión o un momento tenso, callar cuando en el colegio me llamaban "gordito" o se burlaban de mí, etc; y ceder, para que los demás se salgan con la suya, para que sigan pisándome, y, consecuentemente, para sufrir yo más.
Todo esto es lo que he sacado en claro en las primeras sesiones con la psicoterapeuta: si, amigos, voy al médico porque yo sólo no puedo salir de un círculo de soledad y tristeza que ya dura demasiado (en Estados Unidos es normal que la gente vaya periódicamente a contarle sus preocupaciones a un especialista y no sé por qué aquí es tabú o sinónimo de locura: no, yo no estoy loco, sino que soy una persona como cualquier otra que está pasando malos momentos). Entre otras cosas, ella me da unas pastillas para estar algo más animado y otras para dormir. Y, sin embargo, aquí estoy, casi a las cinco de la mañana sin mucho sueño, escuchando a Celine Dion por los cascos y preguntándome a mí mismo qué hago despierto a estas horas. En fin. Mañana os sigo contando. Un saludo.

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