miércoles, 27 de junio de 2007

Yo o los demás

Esa disyuntiva es la que creo que mejor resume y gobierna la mayoría de decisiones que tengo que tomar en la vida. Y el lado vencedor suelen ser "los demás", de tal manera que me olvido de lo que yo quiero de verdad hacer o decir en esta vida, dando preferencia casi absoluta a lo que los demás quieren. Tengo ese tic autodestructivo bastante automatizado, y eso no está bien. Quiero ser capaz, cada vez más, de quererme más a mi mismo y a repetirme a menudo que tengo todo el derecho del mundo a gobernar un poco mi vida, sin dejar que los demás tiren o hagan balancearse peligrosamente el barco en el que navego cada día, en el que frecuentemente dejo que los demás me roben el timón.

Ya estoy harto de ser así. Me gustaría no tener miedo a los demás, a que me hagan daño (ya he contado otras veces los antecedentes que me llevan a sentirme así), y ser capaz de levantar la voz bien alto para recordarle al mundo que JUAN (así, con mayúsculas) está ahí y que no va a dejar ya nunca más que los demás le influyan tanto en las decisiones diarias -que todo el mundo tiene que tomar en esta vida- hasta tal punto que le paralizan y le bloquean.

Ya no quiero sentirme bloqueado. Ya no quiero poner casi siempre a los demás por delante de mí. Porque tengo derecho a elegir cada día lo que quiero para mi vida, sin que los demás con un par de palabras (o, lo que es lo mismo, sin mucho esfuerzo) tuerzan el camino que yo mismo me marco.

No es fácil, pero quiero tener la fuerza para conseguirlo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo pensaba que estabas ocupado y resulta que es vagueria, para la próxima te achucho antes.
Tienes la fuerza, sólo que tu miedo es mayor. Te mereces ser feliz y luchar por esa felicidad.
Aprovecha las fiestas de Madrid para pasartelo en grande.
Un besote y menos vagueo.

JuanSan dijo...

¡Hola! Gracias por estar ahí empujándome, jeje.

Ah, también he leído tu comentario en el blog de Max (si, he leido a la chica esa, Blanca María -que cándido nombre para esa "lobotomizada" jovencita, jeje-). Lamentable, sí. En fin.

Bueno, eso, lo que te decía: ¡gracias por tus ánimos!